Hoy viajamos a las Islas Canarias, concretamente a El Hierro. Allí se encuentra el Mirador de la Peña, situado en la localidad de Valverde, en el extremo oriental del Risco de Tibaje, en las proximidades del caserío de Guarazoca y del Camino de la Peña. A una altura de 700 metros sobre el nivel del mar, este punto ofrece unas increíbles vistas del Valle de El Golfo.
El mirador cobra especial relevancia porque permite reconocer la gran dimensión del cataclismo que ocasionó la formación del Valle del Golfo hace miles de años. Un descomunal derrumbamiento del terreno que lo formaba produjo un deslizamiento gravitacional que originó un tsunami, a la par que creó el paisaje que podemos conocer a día de hoy.
Uno de los elementos que destaca en el panorama que se vislumbra es la Fuga de la Gorreta, un risco que sobresale más de mil metros sobre el nivel del mar. Asimismo, se divisan los Roques de Salmor, Zona Especial de Conservación de Canarias y antiguo santuario de lagartos gigantes endémicos, que actualmente están siendo reintroducidos poco a poco. También llama la atención la densa vegetación autóctona, ya que la llanura volcánica está repleta de viñedos y árboles frutales que completan las vistas hasta la orilla.
El lugar está compuesto, además del privilegiado balcón, por zonas de aparcamiento, un acceso adaptado para personas minusválidas, paseos, jardines y un restaurante. El diseño del edificio y los jardines que conforman el actual mirador son obra del arquitecto canario César Manrique, un artista nacido en Lanzarote que tiene una gran reputación en las islas. La edificación, cuyo interior está dedicado exclusivamente al Restaurante Mirador de La Peña, ha sido construido en piedra y madera, siendo así un gran ejemplo de la arquitectura herreña. Cuenta con dos plantas adaptadas al desnivel y tanto el aspecto morfológico de la estructura superior, como su estilo, encajan a la perfección en la orografía, puesto que siguen los cánones de la arquitectura tradicional. Además, el arquitecto añadió elementos novedosos en los huecos y sala principal, los cuales conviven con la cestería y alfarería insular, consiguiendo un contraste especial. Por todo ello, la construcción fue declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Canarias en 2001.
La amplia carta de este restaurante está compuesta por platos canarios elaborados con productos típicos del territorio, tales como el delicioso mojo de queso herreño o la piña tropical. Igualmente, destacan los magníficos pescados frescos de esta isla, declarada Reserva de la Biosfera de la Unesco. Lo mejor de este establecimiento es que mientras degustamos estos manjares podemos contemplar las increíbles vistas del mirador gracias a sus amplios ventanales. A la hora de diseñar los jardines, César Manrique tuvo especial cuidado en integrarlos al paisaje y la naturaleza del lugar, sin romper el entorno natural.
Todas estas aportaciones realizadas por el arquitecto son un orgullo para pueblo, tal y como manifestó el propio presidente del Cabildo de El Hierro, Alpidio Armas, cuando declaró que “César sentó un antes y un después en la recuperación de los valores de la arquitectura tradicional herreña, usó materiales naturales propios de nuestro emblemático paisaje urbano y rural y animó a que muchos herreños recuperaran sus propias viviendas, muchas convertidas a día de hoy en alojamientos destinados al turismo rural y que representan un legado para nuestro patrimonio cultural”.
Autor de la foto: “marioly59" (Fuente: Turismo de Observación)